Cuenta la leyenda que la primera vez que entró en Hagia Sophia en el año 537, el emperador Justiniano dijo: “Salomón, te he superado”. Nueve siglos más tarde el conquistador otomano, Mehmet II, tomó posesión de esta maravilla de la arquitectura mientras decía: “Declaro que esto sea una mezquita”.
Construida hace quince siglos, Hagia Sophia, que significa Santa Sofía, domina el centro histórico de Estambul. Durante esos 1.500 años esta iglesia ha sido mezquita y museo además de ser el símbolo de la ciudad. Todos los grandes reyes, emperadores y soberanos que la vieron se enamoraron de ella a primera vista.
Hagia Sophia fue construida sobre las ruinas de una antigua iglesia del siglo IV, incendiada durante los disturbios de Nika en el año 532. En su lugar Justiniano ordenó levantar este templo. Isidoro de Mileto fue el encargado de diseñarlo junto a cien maestros de obra y más de diez mil trabajadores.
Para su construcción se usaron los mejores materiales de todo el imperio, incluidas las columnas de Heliópolis y Baalbek. De los templos de Éfeso y Kizikos llegó el marfil y el oro, además de toneladas de oro, plata y piedras preciosas. Junto a ellos se elaboraron mosaicos increíbles, que dieron lugar a la primera obra maestra de la arquitectura bizantina.
Hagia Sophia está cubierta por una cúpula de de 31 metros de diámetro y 56 metros de altura. Si la miráis desde abajo parece como si flotara sobre cuatro grandes arcos. Y todo ello después de haber sufrido una serie de terremotos, incendios y otros desastres naturales.
Sin embargo la peor de las tragedias ocurrió en 1204 cuando los soldados de la Cuarta Cruzada atacaron Constantinopla y saquearon la ciudad. La iglesia fue destruida, los muebles del interior hechos pedazos y todas las riquezas fueron repartidas entre los soldados.
Con la llegada de los turcos a Constantinopla en 1453 Hagia Sophia se convirtió en una mezquita. A principios del siglo XVI los mosaicos fueron cubiertos con yeso y pintados. Al interior del templo se le añadió un mihrab y todo el conjunto fue rodeado con los tradicionales cuatro minaretes islámicos.
Uno de estos minaretes, el de la parte suroeste, fue construido en ladrillo rojo, mientras que los tros tres se hicieron en mármol blanco. Ni que decir tiene que Hagia Sophia sirvió de inspiración para la construcción de todas las imezquitas posteriores de Turquía.
En 1934 el presidente turco Kemal Ataturk convirtió el edificio en el Museo de Santa Sofía. Sea iglesia, mezquita o museo lo que está claro es que Hagia Sophia sigue siendo el monumento más visitado de Estambul.
– Información adicional
- Horarios: Santa Sofía abre de martes a domingo de 09.00 a 17.00 horas. Cierra los lunes
- Precios: La entrada cuesta 20 liras turcas ( 10 euros )
Foto Vía Cristina MR
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