El Puente Galata

El Puente de Galata representa el corazón mismo de Estambul, abarcando todo lo que supone el Cuerno de Oro, desde Karakoy al norte, pasando por el Viejo Estambul, hasta Sultanahmet al sur. Si cruzáis el puente tendréis hacia el oeste Europa, y hacia el este, a través del Bósforo y Uskudar, Asia.

En el extremo norte del puente se halla Karakoy, colonia genovesa durante la época bizantina. Cuenta la historia que el Sultán Beyacid II le pidió a Leonardo da Vinci que diseñara un puente sobre el Cuerno de Oro en 1503, 50 años después de que la ciudad fuera tomada por los bizantinos. El gran artista hizo el diseño del puente, pero no se llegó a construir.

El Puente de Galata que vemos hoy en día es muy reciente, ya que data de 1992, y sustituyó al anterior, que databa de 1912. A pesar de todo, desde el siglo XIX este puente ha aparecido en todas las manifestaciones artísticas en Turquía, literatura, arte, etc… Y es que, a decir verdad, el Puente de Galata está rodeado de muchos mitos y leyendas.

El primer Puente Galata sobre la desembocadura del Cuerno de Oro fue construido en 1845 por la madre del Sultán Abdulmecid, puente que duró unos 18 años, y que más tarde, en 1863, fue reemplazado por uno de madera con motivo de la llegada de Napoleón III. El tercero de los puentes se construyó en 1875, y tenía 480 metros de largo y 14 de ancho.

El Puente de Galata que se construyó en 1912 tenía menos distancia, 466 metros, pero era más ancho, 25 metros. Un puente que muchos recordarán, sobre todo por el incendio que sufrió en 1992, hecho que motivó la construcción del actual Puente de Galata que vemos en la actualidad.

El Puente de Galata siempre fue un vínculo de unión tanto física como cultural, uniendo el Palacio Imperial con los barrios de Galata, Beyoglu, Sisli y Harbiye, donde vivían los comerciantes extranjeros, diplomáticos y pocos musulmanes. Por lo que se puede decir que este puente une en Estambul dos culturas totalmente distintas.

De ahí que sea tan simbólico y haya sido recogido tanto en el arte, ya que atravesar el Puente Galata significa pasar no sólo de un barrio a otro, sino de una cultura a otra.

Foto Vía Brewbooks

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